miércoles, agosto 19

Salchichas de Cetina por Juan D. Lasierra

Heraldo de Aragón martes 18 agosto 2009
EN SACO ROTO
Juan Dominguez.Lasierra
Salchichas de Cetina
SIEMPRE se olvida uno de lo más importante. Les hablé de las relaciones de Quevedo y Cetina y me olvidé de lo más importante: las salchichas. Porque la única cosa que valoró el poeta tras su estancia de tres meses en la localidad zaragozana, a donde acudió para sus bodas con la señora de Cetina, doña Esperanza de Mendoza, fueron las salchichas. Y se me olvidó decirlo.
Me lo contó Pedro J. —de los Mancebo de Cetina— y para testimoniarlo —que Pedro es detallista hasta el extremo—, me trajo el epistolario completo de don Francisco, en la edición de Luis Astrana Marín. Allí, en una carta al duque de Medinaceli, le cuenta don Francisco, sin la menor referencia a su acontecimiento nupcial, lo siguiente: «Advierto a V.E. que me truje una docena de salchichas, y que están celestiales; no las desacredite el moho».
Lo «celestiales» que serían las salchichas para que Quevedo no recordara otra cosa de su estancia cetinera, boda incluida. Y nos podemos imaginar el banquetazo que se dio con la docena de salchichas, e inmediato, además, para que «no las desacredite el moho».
En cuanto he conocido el asunto, he propuesto a gentes de Cetina que las próximas Jornadas Quevedianas tengan como protagonista a la salchicha, y que de ahí parta el impulso necesario para hacer de las salchichas cetineras las embajadoras de los atractivos de la localidad, que son muchos. Sin ir más lejos, esa Contradanza que se puede pasear con orgullo por todo el mundo.
Pero a Celina le falta la catálisis que la haga ser conocida como localidad de primer rango turístico, y ahí están las salchichas para provocar la reacción. Unas salchichas calificadas por Quevedo de «celestiales» son una oportunidad única.
La gran —pero trascendente— cuestión es saber cómo eran aquellas salchichas. Y para ello hay que poner inmediatamente en marcha a investigadores, historiadores y gastronomos. Hay que recuperar las barrocas salchichas de Cetina. Los cerilleros no ahorrarán ningún esfuerzo, estoy seguro. Menudos son ellos. Han conseguido convertir a Quevedo en jotero, así que lo de las salchichas es pan mojado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario