
http://imagina65.blogspot.com/2010/01/la-zona-del-misterio-el-misterio-de.html
avance video: www.cuatro.com/cuarto-milenio/videos/avance-soldado-milagros/20100129ctoultpro_41/
Sea esta una nueva bitacora donde se puede y deben publicar rumores confidenciales o no, noticias de actualidad o de acontecimientos ya pasados o previsibles, que tengan algo que ver con Cetina, con sus gentes y con sus cercanias y lejanias, o que fueran de posible interés general. En eso estaremos. Otra version de este blog está en: //decetinaychiton.blogia.com
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Heraldo de Aragón Domingo 24 Enero 2010
CONJETURAS
Dionisio Sánchez
Cabaré fardé
SOMOS muchos los que andamos suspirando por la vuelta de las variedades cabarateras. En nuestra ciudad hubo un penodo apoteósico con la llegada de los so cialistas al poder. Durante los primeros meses de aquel gobierno, los ciudadanos podíamos asistir semana tras semana a las acidas y divertidas críticas que bajo fórmuías cabareteras se lanzaban al patio de butacas desde las tablas del veterano Oasis por el singular grupo Grifo para regocijo del público. Este humilde cabaré recogía baturramente la línea que había impulsado la creación del mítico Le Chat Noire y sus variantes posteriores.
La diversión duró poco: la democracia no era eso. El poder no estaba para risas ni críticas: para un ratico bien, pero de eso a encajar con periodicidad las melonadas y los chistes que generaba su todopoderosa gestión había un mundo. No podían soportar que desde un cabaré se hicieran análisis a los que -ni por asomo- llegaba la triste oposición de entonces (más o menos la misma que la de ahora). La "inteligencia" urbana socialista decidió que había que organizar todo ese mundillo para que el artisteo fuera tan solo un argumento estético más que jaleara la "profundísima transformación de la sociedad" que creían estar llevando a cabo. Y ahí se acábó todo. Incluso desdeñaron la jota por "franquista" aunque la Bullonera y el propió 'abuelo' Labordeta eran ejemplo de que el problema no era la música sino la letra. Y así llegamos a un amplísimo y aburrido periodo (que se ha prolongado hasta el mismísimo borde de nuestros días) de dirigismo cultural que nos ha dejado más planos que la cabeza de un 'makinero' a las seis de la mañana de un sábado cualquiera.
El otro día en Cetina, se celebró San Antón con un memorable cabaré fardé. No cabía un alfiler y la gente disfrutó de lo lindo. Dos pesetas y un alcalde moderno y eficaz tuvieron la culpa. ¡Hala a ver! ¡Menos patinaje y más cabaré!
Heraldo de Aragón 24 enero 2010
Evocaciones zaragozanas (39)
JUAN DOMÍNGUEZ LASIERRA
A LOS SESENTA AÑOS DE UN ENIGMA
Benito López Franco “el soldado de los milagros” un falso suicida
Murió en Melilla un 17 de enero de 1950, en circunstancias aún sin aclarar
Natural de Cetina conoció a Imperio Argentina en el rodaje de ‘Nobleza Baturra’
Cuando Benito López Franco, soldado del Regimiento de Infantería 52, en Melilla, se despertó aquella mañana del 17 de enero de 1950, tal vez intuyo que las amenazas, más o menos veladas, que desde hacía unos meses estaba recibiendo se iban a hacer realidad en las próximas horas. Era, como decían en su pueblo. Cetina, un palpito, una sensación incómoda que ni le abandono en el momento de la ducha, ni cuando se vestía el uniforme, ni durante el desayuno.
Ya hacía tiempo que no salía del cuartel, que le había abandonado su sonrisa de siempre, su espíritu jaranero, sus ganas de-cantar. Estaba sometido a presiones por uno y otro lado, y no sabía cómo salir y otro lado, y no sabía cómo salir circunstancias le iban a favorecer. Porque al cabo de una semana se iría con permiso a su pueblo, y después ya no volvería a Melilla, puesto que había sido destinado a Madrid, una decisión militar que tal vez, lo pensaba y repensaba en sus horas de inquietud, era fruto de aquellas presiones que últimamente se hacían más patentes.
ALMA DE ARTISTA
Era un alivio salir de Melilla, y eso que la ciudad le gustaba, y lo había acogido con enorme afecto. Su, buena planta, su simpatía, y el hecho de cantar como los ángeles, lo mismo la jota que la zarzuela, le habían abierto las puertas del Casino Militar, donde solía actuar en las fiestas de los oficiales, y donde había conocido a la que, sin duda, era la fuente de todos sus problemas. Una joven, demasiado joven tal vez, hija de un oficial, que se había enamorado de él con la ceguera de su extremada juventud. Por un lado estaba ella. Por otro, el padre de la joven, que a toda costa quería impedir aquellos amores locos, y de donde procedían, era de suponer, esas amenazas y presiones. Más aún cuando su joven enamorada le confesó su decisión de irse con él a Madrid.
Aquella mañana del 17 de enero, si después de una noche de sueños inquietos, Benito estaba trabajando, como cada día, en la enfermería del cuartel. Era ayudante del comandante médico, y acaba de poner un par de inyecciones a unos compañeros de mili. Salió al patio a respirar un poco de aire fresco. Miró al cielo, que estaba luminoso, y pensó en el de Cetina, en que dentro de unos días miraría de igual forma, aunque con otros sentimientos. Pensó en sus padres, sus hermanos, sus amigos…, en cantar por los escenarios de España. Aquel ofrecimiento de Imperio Argentina, tras oírle cantar, de llevarlo con él en su compañía, cuando la ‘estrella’ se alojó en el hotel del Balneario de Alhama, cercano a su pueblo, donde él trabajaba de pinche de cocina. Pero aquellas radiantes ilusiones, que mantenía fervientemente en su corazón, estaban ahora nubladas por su inmediato problema. Sintió un escalofrío cuando, en el solitario patio, aparecieron aquellos tipos. Tan de repente, tan sin pausa, que ni tuvo tiempo de reaccionar. Puñetazos, patadas, insultos. Por el golpe terrible que recibió en el brazo derecho supo que la cosa era seria. Que las amenazas que había recibido no eran en balde, que sus peores temores se confirmaban. Y ya no supo más Tal vez se había caído y su cabeza había tropezado con algún bordillo. Tal vez recibió directamente el golpe mortal de uno de aquellos sicarios.
ENTIERRO CIVIL
Al cabo de unas horas, alguien descubrió su cadáver colgado de la cadena del váter en el baño del botiquín y al día siguiente, sin autopsia, sin informe forense, con sus restos metidos en una bolsa, sin más sudario que sus calzoncillos, fue enterrado en tierra civil, con una ligera capa de cemento encima de la tierra, en el cementerio de Melilla. En el archivo del camposanto municipal existe un documento que dice: “Niégase la sepultura en Sagrado al cadáver del soldado Benito López Franco por no constar nada en contrario a esta Vicaría sobre el suicidio intencionado de la víctima. Melilla, 18 de enero de 1950. El vicario-arcipreste J. Antonio Segovia, Rev. Sr. Capellán del Cementerio de la Purísima Concepción.” Es el único documento conocido sobre su muerte. De cómo el joven cetinero Benito López Franco llegó a convertirse en el “soldado de los milagros” es otra historia.